Prepara la leche cortada: en un vaso vierte la leche y la cucharadita de zumo de limón. Déjalo reposar 10 minutos. Ralla el calabacín y ponlo a escurrir. Debes quitar todo el exceso de agua para que queden bien las magdalenas. Precalienta el horno a 180º con aire arriba y abajo. Pon las cápsulas de las magdalenas en los moldes. Prepara todos los ingredientes (son muchos así que te recomiendo tenerlos a mano).
En el cuenco de la batidora (yo he usado la Kitchen Aid) pon todos los ingredientes secos y muévelo un poco. Añade el azúcar, los huevos, el aceite, la leche cortada y la esencia de vainilla. Bate en una velocidad baja para que se mezclen todos los ingredientes. Asegúrate que no quede harina en el fondo sin mezclar.
Añade el calabacín bien escurrido y mezcla a velocidad baja. Vuelve a asegurarte que queda todo muy bien integrado. Con la ayuda de una taza o de una manga pastelera, rellena las cápsulas de magdalena aproximadamente 3/4 partes. Así saldrá un bonito copete.
Hornea unos 15 - 18 minutos, hasta que queden bien doradas y al presionar ligeramente, notas como la magdalena está tierna pero firme. Deja que se enfríen en una rejilla antes de comer.