En un cuenco pequeño echa la levadura fresca (si usas levadura de panadería seca, necesitas sólo 6 gramos), el azúcar y el agua templada y lo reserva 5 minutos.
En la amasadora, vierte las diferentes harinas y la sal. Es importante que las peses con una buena balanza. Las proporciones a la hora de hacer pan son muy importantes. Mezcla con una varilla para que se unan todas las harinas.
Vierte la levadura con el agua a las harinas y el aceite. Ahora toca amasar unos 8-10 minutos. Asegúrate que se integra muy bien toda la harina y que no queda harina suelta por el fondo. Yo he ido parando la máquina cada 2 minutos y con la ayuda de una espátula, le daba la vuelta a la masa. Puede que necesites más agua. La harina de tapioca absorbe mucho el agua así que puedes añadir poco a poco unos 20 o 30 gramos más. Debe quedar una masa bastante pegajosa.
Deja reposar tapado con un trapo y sin corrientes de aire durante 40 minutos. Verás que la masa habrá crecido. Lo divides en 6 bolitas y lo colocas encima del molde de bagel. Con cuidado, vas bajado la masa y le das forma en el molde. Queda como si fuera un donuts.
Deja reposar otros 20 minutos. Pon el horno a 200º con aire, calor arriba y abajo.
Pon agua a hervir con una cucharada de bicarbonato sódico. Una vez rompa a hervir, coge los moldes de bagel de uno en uno y lo sumerges en el agua hirviendo durante unos 10 segundos. Escurre y coloca e la bandeja del horno.
Hornea en la bandeja del horno (en el centro del horno o algo más bajo, sin que sea la última balda del horno) durante 13 - 15 minutos, hasta que estén bien dorados y bonitos. Deja que enfríen en el molde de Lékué pero quítalos de la bandeja para que no les dé más calor. Se pueden congelar (partidos por la mitad mejor) y directos al tostador. ¡Riquísimo!