Como todo lo «nuevo» viene con anglicismo, cold brew. Pero también, como muchas cosas nuevas, en realidad no lo son. El cold brew es un café infusionado en frío. Se hace desde hace años pero ahora se ha puesto de moda de nuevo.
¡Y no me extraña! Está buenísimo. A diferencia del café espresso, el cold brew no tiene sabor amargo ya que el café no se calienta. El olor y sabor se obtiene por esta infusión así como decíamos es menos amargo y también menos ácido. Sin embargo, con una infusión de 24 horas, el sabor del café es muy intenso.
Se puede hacer tanto de café con cafeína como descafeinado. Además, se puede hacer con café molido o puedes moler el grano y hacerlo con ese café recién molido.
Si bien hay diferentes formas de obtener el café tras la infusión en frío (algunos aparatejos un poco caros), con un simple colador de tela podemos obtener el café perfectamente.
El cold brew aguanta (una vez hecho) hasta dos semanas en la nevera en un tarro de cristal. Otra de sus ventajas frente a las máquinas de cápsulas es que es mucho más eco friendly. No necesitas más que un recipiente o tarro de cristal y un colador de tela.
A este tipo de café se le atribuyen algunos beneficios para el organismo. No sé hasta qué punto serán ciertos o no, pero sí parece ser que irrita menos el estómago y esto puede tener sentido ya que como decíamos al principio, es un café menos ácido y amargo que el espresso.
Para preparar el cold brew sólo necesitas:
- 4 partes de agua
- 1 parte de café molido
Aquí te dejo un vídeo muy sencillo donde ves el paso a paso: medir, mezclar, dejar reposar y colar. Luego se guarda en la nevera.
Se puede tomar tanto frío como caliente. ¿Te animas a probarlo?